martes, 17 de abril de 2012

EL JUICIO DE PARIS





Zeus organizó un banquete para celebrar la boda de la diosa Tetis con el mortal Peleo, pero se olvidó de invitar a Eris, la diosa de la discordia. Eris se presentó en la boda y, sin que nadie la viera, dejó una manzana de oro con la inscripción «para la más bella». Tres diosas reclamaron la manzana: Hera, Atenea y Afrodita y pidieron a Zeus que juzgase cual de las tres era la más bella. Zeus, temeroso de enfadar a las perdedoras, no se atrevió a elegir a ninguna. Decidió que el mortal Paris que siempre había vivido en el campo, alejado del mundo y de las pasiones humanas actuara como juez de aquel singular concurso de belleza.
Un día que Paris estaba cuidando el ganado en la montaña, se le acercaron Hera, Atenea, Afrodita acompañadas de Hermes, el mensajero de los dioses, que le explicó que había sido designado por Zeus para que eligiera a la diosa más bella.

Tras bañarse en el manantial del monte Ida, las diosas se desnudaron ante Paris para mostrarle sus encantos. Las tres le parecieron igual de hermosas. Cada una de las diosas le ofreció una recompensa si la elegía. Hera, esposa de Zeus, el poder sobre las tierras de Europa y Asia, Atenea, diosa de la inteligencia y de la guerra, le ofreció la victoria en las batallas y Afrodita, diosa del amor y la belleza, el amor de la mujer más bella del mundo. Paris sabe que las dos diosas que no resulten elegidas se enfadarán con él, pero no puede declinar su responsabilidad como juez. Deslumbrado por la belleza de Afrodita le entrega la manzana. Desde entonces Afrodita se convierte en la gran protectora y benefactora de Paris y de su pueblo, mientras que Hera y Atenea, ofendidas, juran vengarse.



Ficha técnica:

Autor: Peter Paul Rubens
Fecha:1639
Museo: Museo del Prado
Características:199 x 379 cm
Material:Oleo sobre lienzo
Estilo: barroco


Por la correspondencia existente entre Felipe IV y su hermano, el cardenal-infante Don Fernando, sabemos que en 1638 Rubens estaba trabajando en el Juicio de Paris, aunque los achaques de la gota que sufría el maestro no le permitieron finalizarlo hasta el año siguiente. Enviado a Madrid y colocado en el Palacio del Buen Retiro, fue muy apreciado por todos los que lo contemplaron, igual que ocurrió en Amberes. La obra ejercerá una importante influencia en el Barroco Español, en el que Rubens será un punto de referencia fundamental. El maestro recoge el momento en el que Paris, hijo de Priamo, rey de Troya, toma la manzana que le da Mercurio para que se la entregue como premio a la diosa más bella. Las tres diosas habían intentado previamente comprar la decisión del joven príncipe con diferentes ofrecimientos. La que consiguió convencer a Paris fue Venus al entregarle la mujer más hermosa del mundo, Helena -la esposa de Menelao- originando así la Guerra de Troya. En el cuadro aparecen, de izquierda a derecha, las tres diosas con sus respectivos atributos: Atenea con sus armas, Venus acompañada de Cupido y Juno con su pavo real. Sobre ellas se sitúa un amorcillo (ángel) que corona a Venus, anticipando la elección del joven. La escena que recoge el episodio previo a este Juicio de Paris la realizó Jacob Jordaens y se titula las Bodas de Tetis y Peleo, guardándose también en el Museo del Prado. Para realizar la obra, Rubens empleó un esquema basado en Rafael, manifestando su amor por el arte del Cinquecento. Todas las figuras se disponen como en un friso clásico, igual que en el Rapto de Deidamia u otras imágenes para la Torre de la Parada, esquema muy apreciado por el maestro en estos últimos años de su vida. Sin embargo, la composición ha sido cerrada al colocar las figuras de los extremos enfrentadas para conseguir el equilibrio. Al fondo contemplamos un paisaje en el que se encuentran las ovejas de Paris, ya que su padre había sido advertido de que causaría la ruina de su país por lo que consideró prudente alejarle de la corte troyana. Las diosas están resaltadas por la luz y la técnica transparente (con colores diluidos en agua.) utilizada por el pintor. Sus bellos cuerpos desnudos nos ponen de manifiesto el canon de belleza femenina durante el Barroco, mientras que en los cuerpos masculinos observamos una clara referencia a Miguel Angel. La sensualidad que ha sabido captar Rubens en sus tres diosas fue peligrosa ya en su momento al decir el cardenal-infante que la única falta del cuadro era estar las diosas demasiado desnudas. Posteriormente, en el reinado de Carlos III, el cuadro estuvo a punto de ser quemado al considerarlo impúdico. Dicen que la figura de Venus es retrato de su mujer.



Composición:

Está armada en 2 grupos, a derecha e izquierda, ubicados en una misma línea, marcando las zonas por medio de masas de luz y sombra:a la derecha más claro, a la izquierda más oscuro, acompañados por árboles que hacen de marcos, a los lados de cada grupo. Sin embargo, la figura de Venus, en el centro, funciona como un eje de simetría, con lo cual los grupos quedan claramente separados a los lados de ella. Esta figura central está en posición casi vertical, mientras que a derecha e izquierda, las figuras poseen movimientos orientados hacia el centro, sobre todo la figura de Paris (con la manzana de oro) y la figura femenina más externa.

Profundidad:

Si bien los grupos ocupan un gran sector del 1º plano y en una misma línea, la profundidad está señalada por el paisaje, claro y profundo, que se vislumbra por en medio de ambos grupos.

Claroscuro/iluminación:

A pesar de ser un pintor barroco, Rubens es muy respetuoso de las formas, las cuales enfatiza por medio de la luz: las figuras de las diosas están definidas mediante la luz, más que por el claroscuro. Sus contornos son muy claros, en contraste con el fondo oscuro de la vegetación. Las figuras son más bien cerradas que abiertas. En cambio utiliza la luz y la sombra para resaltar las figuras de las diosas,en contraste con los cuerpos masculinos, más oscuros. El fondo es luminoso, mostrando una iluminación diurna, pareja, a diferencia del primer plano, que parece iluminado por una luz más focal, menos natural. Ese fondo más claro acentúa la profundidad espacial.

Volumen:

Rubens se interesa por marcar el volumen en sus figuras, que por cierto tienen formas muy contundentes, propias de su estilo. Señala claramente las partes anatómicas mediante un sombreado suave.

Color:

La paleta barroca (y la de Rubens) es una paleta de colores preadominantemente cálidos: rojos, naranjas, dorados, marrones.

Movimiento:

Los cuadros más típicamente barrocos son, en general, más dinámicos: prevalecen las diagonales, las espirales, el abigarramiento de figuras. En el caso de este cuadro de Rubens, todo está muy claro: no son demasiadas figuras, y todas son claramente identificables. Por otro lado, los movimientos diagonales u oblícuos que existen, tienden hacia el centro, con lo que el equilibrio se restablece.

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